martes, 15 de marzo de 2011

SANTOS DOMINICOS

1. San Martín de Porres
San Martín de Porres nace en Lima el 9 de diciembre de 1579, hijo de Juan de Porres, caballero español de la Orden de Calatrava y de Ana Velázquez, negra libre panameña. Juan de Porres marcha a Guayaquil, Ecuador, comisionado por el Virrey Don García Hurtado de Mendoza. Allí reclama a sus dos hijos que salen para Ecuador. Años más tarde, Don Juan Porres es nombrado Gobernador de Panamá por lo que los niños, Martín y Juana, regresan con su madre a Lima; es el año 1590, Martín tiene once años. A los Doce Martín está de aprendiz de peluquero, y asistente dentista. La fama de su santidad corre de boca en boca por la ciudad de Lima.
Conoce a Fray Juan de Lorenzana, famoso dominico como teólogo y hombre de virtudes. Le invita a entrar en el Convento de Nuestra Señora del Rosario.
La legislación de entonces impedía ser religioso por el color y por la raza, por lo que Martín de Porres ingresa como Donado, pero él se entrega a Dios y su vida está presidida por el servicio, la humildad, la obediencia y un amor sin medida.
San Martín tiene un sueño que Dios le desbarata: “Pasar desapercibido y ser el último”. Su anhelo es seguir a Jesús de Nazaret. Se le confía la limpieza de la casa; su escoba será, con la cruz, la gran compañera de su vida.
Sirve y atiende a todos, pero no es de todos comprendido. Un día cortaba el pelo y hacía el cerquillo a un estudiante: éste molesto ante la mejor sonrisa de Fray Martín, no duda en insultarle: ¡Perro mulato! ¡Hipócrita! La respuesta fue una generosa sonrisa.
San Martín lleva dos años en el convento, hace ya seis que no ve a su padre, éste le visita y… después de dialogar con el P. Provincial, éste y el Consejo Conventual deciden que Fray Martín sea hermano cooperador.
El 2 de junio de 1603 San Martín de Porres se consagra a Dios por su profesión religiosa. El P. Fernando Aragonés testificará: “Se ejercitaba en la caridad día y noche, curando enfermos, dando limosna a españoles, indios y negros, a todos quería, amaba y curaba con singular amor”. La portería del convento es un reguero de soldados humildes, indios, mulatos, y negros; él solía repetir: “No hay gusto mayor que dar a los pobres”.
San Martín de Porres es un amor desbordante y universal. Su hermana Juana disfruta de buena posición social, por lo que, en una finca de ésta, da cobijo a enfermos y pobres. Y en su patio acoge a perros, gatos y ratones.
Los religiosos de la Ciudad Virreinal van de sorpresa en sorpresa. El Superior le prohibe realizar nada extraordinario sin su consentimiento. Un día, cuando regresaba al Convento, un albañil le grita al caer del andamio; el Santo le hace señas y corre a pedir permiso al superior, éste y el interesado quedan cautivados pos su docilidad. Su vida termina en loor de multitudes el 3 de noviembre de 1639.
 2. San Alberto Magno
San Alberto nace en el seno de la noble familia de los Ingollstad en Lauingen, Diócesis de Augsburgo en la Baviera Alemana en 1.206.
Desea cursar la carrera de Leyes por lo que sus padres le envían primero a Bolonia, que más tarde será cumbre de los estudios juristas; pasa más adelante a Venecia, para terminar en Padua. En 1.223 conoce a su compatriota el Bto. Jordán de Sajonia que sucederá a Santo Domingo de Guzmán en el gobierno de la Orden Dominicana. Queda prendado por la predicación y las cualidades de este hombre; recibe la llamada de Dios y decide ingresar en la Orden de Predicadores en 1.224. La oposición de su familia es frontal, pero él permanece fiel a su decisión.
En 1.228 es enviado a su Patria como profesor y enseña, primero en Colonia, con posterioridad en Hildesheim, Friburgo, Ratisbona, Estrasburgo y en la Sorbona de París, donde tendrá como discípulo predilecto a Santo Tomás de Aquino.
En 1.248 le encontramos, de nuevo, en Colonia dirigiendo el Estudio General de la Orden en esta ciudad. En los años 1.254 a 1.257 es elegido Provincial de la Provincia de Teutonia. En 1.256 está en Roma y allí, con San Buenaventura, franciscano, defiende los derechos de las Ordenes Mendicantes, frente a Guillermo de San Amor y otros profesores, el derecho de enseñar en las Universidades de entonces. San Alberto Magno es profesor en la Curia Pontificia.
Cuatro años más tarde el Papa Alejandro IV le nombra Obispo y, a pesar de su oposición, es consagrado Obispo de Ratisbona; organizó la Diócesis. A los dos años, con nostalgia de su vida conventual dominicana, el Papa Urbano IV le acepta la renuncia. De 1.261 al 1.263 es nombrado Predicador de la Cruzada y profesor de la Curia Pontificia.
Destaca San Alberto Magno por su capacidad, sagacidad y equilibrio en solucionar casos conflictivos como el del Obispo de Wurzburgo con sus fieles. Su misión y su campo es la enseñanza, la investigación por la que sigue dictando su sabiduría en las Cátedras Wurzburgo, Estrasburgo y Lyon. Participa en el II Concilio de Lyon, donde media para que sea reconocido como Rey de Alemania Rodolfo de Augsburgo.
En 1.279 se debilita física y mentalmente. Ese mismo año redacta su testamento y muere, con serenidad y paz, sobre su mesa de trabajo. Era el 15 de noviembre de1.280.
El Maestro General de la Orden Dominicana, Humberto de Romans, nos ha dejado estas pinceladas: "Era de buena talla y bien dotado de formas físicas. Poseía un cuerpo formado con bellas proporciones y perfectamente moldeado para todas las fatigas del servicio de Dios".
San Alberto es Magno por la grandeza de su espíritu. Era un hombre abierto a lo universal; escritor y profesor incansable. Como naturalista era un hombre de vocación analítica y observador nato. En sus obras destacan afirmaciones talas como: "Yo lo observé" "Yo hice el experimento" "Esto me lo han referido pescadores o cazadores expertos".
Pero es preciso destacar que San Alberto estudia, investiga, analiza todo en función de la Santa Predicación; por eso utiliza tanto las Ciencias Naturales, Biología, Botánica, Química, Zoología, Arqueología, como la Filosofía y la Teología.

Semblanza espiritual
San Alberto es un científico, pero ante todo es un teólogo, observante y mortificado, hombre de oración ininterrumpida. Pasa muchas noches en la oración, amante de la Eucaristía: "Celebraba los Misterios Divinos con la más grande pureza y el más ardiente amor".
Pero San Alberto Magno es un místico que descubre a Dios en el encanto de la creación. Y un místico mariano, con una sencilla y profunda devoción a la Virgen María. Su amor a la Virgen es ingenuo y profundo a la vez.
Fue canonizado por Pio XI el 16 de diciembre de 1.931. Pio XII, en 1.941, lo declara Patrono de los científicos. La gran gloria de San Alberto es sin duda su discípulo Santo Tomás de Aquino.
3. Santa Catalina de Siena
Catalina Benincasa nace en Siena, Italia, el 25 de Marzo de 1347, hija de Jacomo Benincasa y Lapa Piacenti, penúltima de veinticinco hermanos. En 1364, a los diecisiete años, se incorpora a la Orden de Predicadores abrazando la profesión de los consejos evangélicos en el mundo, según el espíritu de Santo Domingo.
Toma conciencia de que la contemplación en soledad es estéril si no se abre a Dios y al prójimo y opta por una soledad interior fecunda, guiada por los pasos de la Pasión de Cristo. Cristo crucificado la esclarece los caminos y la impulsa al amor a los pobres y enfermos. Así sirve con cariño y constancia a dos mujeres, una leprosa y otra apestada que, en lugar de agradecer a Dios los beneficios, se dedican a difamarla.
Crea un grupo de reflexión: "la bella brigata", compuesto por amigos, laicos y hermanos predicadores. Entre ellos hay notables, pintores, nobles. En el grupo se confrontan las grandes tendencias de la época con el Evangelio de Jesucristo y se especifican compromisos; porque, según Catalina, "el hombre no vive de flores, sino de frutos". Ella viene a ser la guía espiritual y la "mamma".
Escribe al Papa Gregorio XI, a eclesiásticos, religiosos, religiosas, y a muchos laicos, entre ellos al rey de Francia, a la reina de Nápoles, a príncipes y a diversas autoridades. Autora de importantes obras de espiritualidad, corona su producción literaria con el "Diálogo", las "Oraciones" y las "Cartas".
Su tiempo se caracteriza por rencores y convulsiones políticas. Pero Catalina une a su contemplación en el mundo, una gran destreza para las negociaciones políticas y un talento de hombre de estado.
En 1376, a sus 29 años, los florentinos la nombran embajadora ante el Papa, y por eso emprende viaje a Avignón. Se entrevista con Gregorio XI y consigue la reconciliación de la República de Florencia con la Santa Sede. En seguida intenta persuadir al Papa para que retorne a Roma. Lo logra meses después , en enero de 1377. Cuando el Papa entre en Roma, ella se encuentra en Siena. Gregorio XI muere en 1378 y Catalina se establece en Roma. Allí se empeña en la movilización de la ciudad eterna y de otras ciudades en apoyo al Papa de Roma, Urbano VI, sucesor de Gregorio XI.
Catalina muere en Roma el 29 de abril de 1380, a la edad de treinta y tres años. Pío II la canoniza en 1461, y el cuatro de noviembre de 1970 es declarada Doctora de la Iglesia por Pablo VI. Su magisterio carismático es un don de Dios a la Iglesia y a la humanidad. Fue sepultada en la basílica dominicana de Santa María sopra Minerva.

Semblanza Espiritual

Por inspiración divina, a los siete años ofreció a Dios su virginidad y ya en 1363, superada la oposición de la familia, inicia la vida entre las Hermanas de la Penitencia de Santo Domingo, dedicadas con gran austeridad a la oración, penitencia y ayunos.
Dada la contemplación de la "dulce primero verdad" busca conocer la presencia de Dios en ella y de ella en Dios. Vive en su propia casa una vida de sacrificio hasta el año 1370: A los veintitrés años, en una visión de su esposo celestial, recibe la misión de dedicarse a la vida de apostolado.
Desde ahora, reforzada por las gracias del Espíritu Santo, a las que ella responde con docilidad , conseguirá unir una enorme actividad apostólica con la altísima contemplación de las verdades divinas dentro de la "celda del corazón". Logra la pacificación entre las ciudades toscanas y se preocupa de la cruzada de liberación de Tierra Santa. Se dedicó, con eficacia, a llevar el bien, la virtud y la paz a los hombres y mujeres de todas las clases sociales. Inflamada del amor de Cristo crucificado buscó conformarse en todo a Él. El primero de abril de 1375 recibe los estigmas de la pasión, aunque su aspecto es de luz, no de sangre.
Su misión fue eficacísima en la reforma de la Iglesia, dividida por el cisma, y en la reforma de la Orden de Predicadores, apoyando la obra del Beato Raimundo de Capua. La familia dominicana la considera como su madre.
4. San Luis Bertran

San Luis Bertrán nace el 1 de enero de 1526 en Valencia. Sus padres, Luis y Juana, eran nobles y piadosos. Tenía 16 años cuando abandona su hogar y peregrina al sepulcro del Apóstol en Santiago de Compostela. A su regreso intenta ingresar en el Noviciado de los Dominicos de su ciudad natal pero, debida a la negativa de sus padres, se le demora el ingreso. Decidido en su propósito asiste, de incógnito, a las reuniones conventuales para escuchar las pláticas del Superior. Con 18 años, el 22 de agosto de 1544, recibe el hábito dominicano. Es tan llamativa su entrega y generosidad por vivir el ideal de Santo Domingo de Guzmán que pronto destaca por sus penitencias y austeridades, por el recogimiento en sus dilatadas horas ante el Santísimo Sacramento de la Eucaristía y por la transparencia de su vida.
Tres años más tarde, en 1547, es ordenado sacerdote y destinado al recién fundado Convento de Santa Cruz de LLonbay. En 1.549 muere su padre y es destinado a Valencia y nombrado Maestro de Novicios y de Estudiantes porque todos consideraban a Luis Bertrán como la encarnación viviente del ideal dominicano. Valencia es presa de una peste maligna, los religiosos son repartidos y el P. Luis marcha al Convento de Santa Ana en Albaida.
Santo Domingo de Guzmán es el ideal de vida para el P. Luis Bertrán. El espíritu misionero se impone en su vida y comienza una nueva etapa y una nueva aventura. Tiene 36 años. El 14 de febrero de 1562 parte rumbo al Nueva Granada, la actual Colombia. A lo largo de 7 años es un misionero infatigable que cautiva con el ejemplo de su vida: en más de una ocasión, con peligros y pese a su quebradiza salud, su entrega, penalidades y tribulaciones.
Su campo de misión hay que situarlo en tierra adentro, más allá de Cartagena de Indias, en el área montañosa de Santa Marta y, más en concreto, en torno a Tubará. Su vida ejemplar y su fidelidad al Evangelio chocan con la ambición y con los abusos de los encomenderos cuya vida era ganar y ganar pasando por encima de las personas y de sus elementales derechos.
Es elegido Prior del Convento de Santa Cruz de Bogotá. Después de consultar con su hermano de Orden y gran figura de la evangelización de América, Fray Bartolomé de las Casas, regresa a España en 1.569.
Al año siguiente es elegido Prior del Convento de San Onofre de Museros. Al terminar su trienio, los superiores le vuelven a encargar la formación del Noviciado. Permanece al frente hasta el 15 de mayo de 1.575 en que es elegido Prior del Convento de Valencia. Concluido el período, una vez más, los superiores vuelven a nombrarle Maestro de Novicios.
San Luis Bertrán alcanza fama de santidad y de hombre de Dios en todas las clases sociales. Mantuvo correspondencia con Santa Teresa de Jesús y con San Juan de Ribera, Arzobispo de Valencia. Después de larga y penosa enfermedad muere en su ciudad natal el 9 de octubre de 1581. Tenia 55 años de edad.
Fue beatificado por Pablo V el 19 de julio de 1608 y 63 años más tarde, el12 de abril de 1671 es canonizado por el Papa Clemente Xll.
Semblanza espiritual
San Luis Bertrán fue un excepcional Maestro de Novicios y Formador de Religiosos. Misionero y predicador popular abnegado. Hombre de profunda cultura eclesiástica y creador de toda una Escuela de Espiritualidad.
Religioso recio, austero y gran penitente. Tenía una fuerte llamada a la contemplación.
Encarnó profundamente el ideal dominicano de alta contemplación. Abnegado misionero, profesó gran dedicación al estudio.
Hombre en apariencia serio, poseía un gran corazón cargado de cercanía y de dulzura. El Papa Alejandro VlIl lo nombró en 1690 Patrono principal de Colombia.
 5. Santa Rosa de Lima

Isabel Flores de Oliva, que por su belleza recibió popularmente el nombre de "Rosa" al que ella añadió "de Santa María", nació en Lima en 1586. La sociedad de su época, propia de un periodo colonial, esta orientada en varios aspectos por el ideal de tener más. Hay allí familias pudientes, otras de pequeños propietarios y la gran mayoría de campesinos, negros y mulatos, que son tratados como esclavos. La familia de Rosa es de pequeños propietarios. Los padres de Rosa se esfuerzan en darle una seria educación humana además de proporcionarle una sólida formación en la fe.
Lima tiene una comunidad pionera en la evangelización: el convento de Santo Domingo. Allí los seglares pueden participar en la liturgia, reunirse a meditar la Palabra de Dios y colaborar temporalmente en los puestos misionales o "doctrinas".
Santa Rosa de Lima en su interior vive un dilema: por un lado siente vocación de religiosa contemplativa y, por otros, percibe la imperiosa llamada a realizar esta vocación en el interior de su familia, trabajando por el Reino de Dios desde fuera del convento. A sus 20 años encuentra el camino: ser pobre por la fraternidad universal ingresando en la Orden de Predicadores, en su movimiento seglar.
Como dominica seglar da clases a los niños, incluyendo aprendizaje de instrumentos musicales (guitarra, arpa, cítara), cultiva el huerto de casa u trabaja en costura. De esta forma aporta al sostenimiento de su familia amenazada con estrecheces económicas. En aquel hogar la vida es sencilla, pero lo necesario nunca falta.
Participa en la Eucaristía en el Convento de Santo Domingo. Al fondo de su casa construye una cabaña con el fin de asimilar más el Evangelio en la oración; allí entra en comunión con Dios, con los hombres y con la naturaleza. Sólo Dios la va retribuyendo y ella se va forjando como mujer de "contemplación en lo secreto". A esto une una serie de mortificaciones. Explica en sus escritos que la mortificación es necesaria para ser saciados por el Espíritu de Dios, para vivir orientados por el Espíritu Santo, para renovar la faz de la tierra a partir de uno mismo. Frente a sus prójimos es una mujer comprensiva: disculpa los errores de los demás, persona las injurias, se empeña en hacer retornar al buen camino a los pecadores, socorre a los enfermos. Se esfuerza en la misericordia y la compasión.
Ella misma querrá salir de Lima como misionera pero diversas circunstancias se lo impiden.Murió a los treinta y un años en Lima el 24 de agosto de 1617. Su cuerpo se venera en la Basílica dominicana de Santo Domingo en Lima. Fue canonizada por Clemente X el 12 de abril de 1671. Desde ese año Toda América Meridional y Filipinas la veneran como patrona.

Semblanza espiritual

Santa Rosa de Lima fue celebrada como la primera flor de santidad de América, insigne por la fragancia de su penitencia y oración. Dotada de brillantes cualidades y dotes de ingenio, ya desde niña se consagra al Señor con voto de virginidad. Siente profunda veneración por Santa Catalina de Siena , con quien se advierte una sorprendente afinidad, por ello decide, en 1606, inscribirse en la Orden Seglar Dominicana para darse más plenamente a la perfección evangélica. Amante de la soledad dedica gran parte del tiempo a la contemplación deseando también introducir a otros en los arcanos de la "oración secreta", divulgando para ello libros espirituales. Anima a los sacerdotes para que atraigan a todos al amor a la oración . Recluida frecuentemente en la pequeña ermita que se hizo en el huerto de sus padres, abrirá su alma a la obra misionera de la Iglesia con celo ardiente por la salvación de los pecadores y de los "indios". Por ellos desea dar su vida y se entrega a duras penitencias, para ganarlos a Cristo. Durante quince años soportará gran aridez espiritual como crisol purificador. También destaca por sus obras de misericordia con los necesitados y oprimidos.
Santa Rosa de Lima arde en amor a Jesús en la Eucaristía y en honda piedad para con su Madre, cuyo rosario propaga con infatigable celo, estimando que todo cristiano "debe predicarlo con la palabra y tenerlo grabado en el corazón".

sábado, 12 de marzo de 2011

LAS 5 GRANDES RELIGIONES



SentidoLlevar una vida tolerante con todos los demás. Esta agradecido siempre con Dios. Aquí nos muestra una sumisión a Dios, el único Dios, el agradecimiento se puede mostrar por medio de sacrificios. Seguir las leyes que Yahvé le dio a Moisés en el Monte Sinai, son los Diez Mandamientos. Que a los 13 años, un judío niño ya debe cumplir, ya que es un "judío total".

SentidoPaz, igualdad, tolerancia y comprensión entre los seguidores del Islam. Llevar una forma de vida como lo dice el Coran, el libro sagrado de los musulmanes. Los musulmanes llevan una vida de sumisión ante Alá. Estar un paz con las otras religiones. Los musulmanes tienen una gran herencia judía, Mahoma tomo varios aspectos del judaísmo para los musulmanes. Regirse por los 5 pilares.

3. Cristianismo
SentidoSeguir las enseñanzas de Dios y los Diez mandamientos del antiguo testamento. Amar al prójimo y a Dios. Seguir la enseñanzas de Jesucristo.
Vivir en paz con todos, y llevar el mensaje de Dios a todos los lados del mundo.

SentidoEl Hinduismo es mas una forma de vida, busca que la gente ponga mas atención a la riqueza espiritual y no a la material. Ya que deben estar "a paz y salvo" para entrar correctamente a lugares santos como el Nirvana. Puesto que todos debemos vivir una y otra vez.
Busca que se proteja la vida animal, ya que aseguran que todas las vidas son sagradas.

SentidoEl sentido de los budistas es pasar por El Camino de las Ocho Etapas, cuando el ser finalmente madura y se convierte en alguien que comprende todo muy bien y obra bien sin la necesidad de las cosas materiales. El budismo busca que la gente tenga moral, sabiduría y comprensión. Es una forma de vida.